viernes, 28 de agosto de 2009

Antigua Guatemala Generalidades


Antigua Guatemala en Iximché

La primera capital de Guatemala fue establecida el 25 de julio de 1524 por Don Pedro de Alvarado, quién fue enviado por Hernán Cortés desde México para la conquista de Guatemala en Diciembre de 1523. Alvarado aprovechando la constante rivalidad indígena entre las diferentes etnias mayas, entró por el altiplano y los enfrentó unos contra otros para llevar acabo su objetivo.
Esta ciudad fue bautizada con el nombre de Santiago de Los Caballeros, en el día del Santo Patrón Santiago y funcionó como campamento militar comandado por Don Pedro de Alvarado quién trataba a los indígenas inhumanamente, no teniendo ellos más opción que huir a lugares remotos y escondidos en la selva. Tal fue la imposición española que esta ciudad fue fundada en el lugar donde se encontraba la capital cachiquel, en el territorio del indígena del altiplano guatemalteco; IXIMCHÉ.
La evangelización maya como medio de conquista fue utilizada en diferentes regiones del país, pero el principal motivo de la conquista era el lucro del reinado español; Sin embargo la huída de los indígenas a tierras altas y montañosas a causa del maltrato español afectó en gran medida el objetivo primordial de "la gran invasión". Además de no encontrar minas de oro y plata en la región, y sin "la ayuda" de los cachiqueles como esclavos, los españoles no pudieron fortalecer una base económica siendo obligados a trasladarse.

Antigua Guatemala en el Valle de Almolonga
El 22 de noviembre de 1527, conservando el nombre de Santiago de Guatemala, establecieron una nueva ciudad en las faldas del hoy conocido Volcán de Agua. Pedro de Alvarado dedico desde entonces su vida a la conquista, delegando en su hermano Jorge la responsabilidad administrativa de la ciudad. Hoy en día existe un grupo étnico cachiquel en el Perú gracias a una flota construida por Don Pedro de Alvarado quien los llevó consigo en la cruzada de la conquista española.
Algunos historiadores relatan que Alvarado trajo a los Dominicos, entre ellos el padre Betanzos quién intentó fundar un convento pero no aceptó ser el primer obispo de Guatemala; este importante cargo lo llevó el Licenciado Francisco Marroquín quien fundó una diócesis en 1534 e invitó a establecerse en Guatemala a frailes dominicos importantes con el motivo de fundar un convento en Almolonga entre quienes estaban, Fray Bartolomé de las Casas, Fray Pedro de Angulo, Fray Luis Cáncer y Fray Rodrigo de Ladrada.
De la exquisita obra, Historia General de Guatemala, citamos:
"La implicación de la iglesia en el sistema político tenía un doble motivo: por un lado, la defensa del indio, como ser humano merecedor de un trato justo; por otro, su misión evangelizadora, para la cual estaba plenamente legitimada por el propio régimen jurídico de las Indias, sobre el cual sustentaba la soberanía política de la Corona en cuanto a la tierra y sus naturales. Pero mal podía llevar acabo la iglesia esta doble tarea en una situación de guerra o de graves abusos, y todavía la jerarquía eclesiástica se involucraba en los problemas y en el proceso político con un factor más, como lo era el título de Protector de los indios que Marroquín y otros obispos recibieron de la corona. Con todas las ambigüedades y la falta de instrumentalización que sufrió este cargo, proteger a los indios no era ya una pura cuestión de amor o caridad cristiana, sino una responsabilidad política, dentro de un sistema en el cual el Estado y la Iglesia estaban tan íntimamente ligados y comprometidos."
Debido a la importancia de la evangelización como medio de conquista y la influencia de la Iglesia el la política, pronto se iniciaron trabajos de urbanización alrededor del año 1540. Se aprecia hoy en día, en los alrededores de Santiago de Guatemala, templos coloniales, construidos con el objetivo de evangelizar a los indígenas ya dispersos que agrupaban en pequeños grupos para que pudieran escuchar las doctrinas e ir a misa.
En 1541, el luto embargaba los inicios de capital española, su palacio mandado a pintar de negro por la viuda Beatriz de la Cueva, debido al fallecimiento de su esposo Don Pedro de Alvarado, en la batalla de Nochiztlán, México, fue sin duda una dolorosa pérdida no solo para su viuda sino también para el imperio invasor. Pero la iniciación de la pesadilla solo era un presagio. Doña Beatriz, el 9 de septiembre de 1541, fue nombrada gobernadora de Guatemala quien firmó el acta llamada "La Sinventura Doña Beatriz", y tachó su nombre, gobernando por 40 horas, ya que una lúgubre y recia tormenta ya caía sobre la región acompañada por un sismo de media noche que hizo desbordar el agua estancada en el cráter del volcán en correntadas sobre las faldas que sobrecogían la ciudad de Santiago de los Caballeros, muriendo así su gobernadora y damas de compañía quienes ya refugiadas en la capilla del palacio quedaron sepultadas bajo el lodo y escombros que en esa noche de tragedia destruyeron la ciudad. El palacio está hoy en día a varios metros bajo tierra en lo corresponde al pueblo de San Miguel Escobar.
Los franciscanos tenían un terreno el cual sirvió para formar un improvisado campamento para los sobrevivientes después de la catástrofe. Después de ello, los sobrevivientes decidieron trasladarse y establecer la nueva capital en el Valle de Panchoy, no solo por la lejanía de los volcanes sino también por la cantidad de recursos naturales con que el valle contaba.

Santiago de Guatemala el Valle de Pamchoy
En 1542 se fundó la Audiencia de los Confines o Capitanía General de Guatemala y se estableció la Ciudad de Santiago de Guatemala como su capital. En 1543, se celebró el primer cabildo en el Valle de Panchoy, se asignaron los primeros terrenos para los sobrevivientes de la antigua ciudad destruida diseñando la ciudad para unos 5000 habitantes; las principales familias se asentaron en el centro de la ciudad y consecutivamente a otras familias españolas y mestizos se les otorgaron terrenos para construir sus viviendas; poco a poco la ciudad fue creciendo y se convirtió en el centro comercial, cultural, político y religioso de Centroamérica por más de dos siglos (en ese entonces Chiapas, parte de Yucatán, Guatemala, Belice, El Salvador, Honduras, Nicaragua y Costa Rica), llegó a tener tanta importancia en el Nuevo Mundo que el 10 de junio de 1566 el rey Felipe II le extendió el título de "Muy Noble y Muy Leal Ciudad de Santiago de los Caballeros de Guatemala". Pero también, por más de dos siglos fue azotado por varios sismos que destruyeron varios monumentos los cuales eran reconstruidos constantemente y enriquecidos con nuevos estilos barrocos del siglo XVII y en algunos casos conservando los estilos originales renacentistas, como el trazo urbano que hoy en día aún se aprecia en un sistema norte-sur, oriente-poniente, calles tiradas a cordel desde la plaza Mayor o de Armas, desde donde se encontraban los principales edificios gubernamentales, eclesiásticos y comerciales (Palacio de los Capitanes Generales con la casa de la moneda, La catedral con el Palacio Episcopal, El Palacio del Ayuntamiento y el Portal de las Panaderas) en un perfecto patrón rectilíneo. Pero debido a que la ciudad se encuentra en medio de 3 placas tectónicas fue casi imposible conservar muchos de los monumentos originales, llevando a los pobladores a buscar nuevas técnicas constructivas antisísmicas.
De la obra, La Antigua Guatemala: La Ciudad y su Patrimonio Citamos:
"Desde antes de su fundación, las órdenes religiosas llegaron a la joven capital. En el siglo XVI se establecieron 3 conventos de nombres (Santo Domingo, San Francisco y La Merced), un convento de monjas (La Concepción) y el conjunto de Catedral. Estos centros religiosos contaban con grandes extensiones de terrenos en la ciudad además de encomiendas de pueblos indígenas y limosnas de la comunidad para su sustento. Los religiosos se dedicaban a la construcción de sus templos y conventos, a la educación por medio de doctrinas, y al fomento del arte religioso, imponiendo, a su vez, tradiciones castellanas dentro de la cultura local."
Muchos templos religiosos y gubernamentales fueron destruidos por los constantes sismos cuando La Ciudad de Santiago de Los Caballeros había alcanzado su mayor esplendor.
Pero ningún sismo parecía desanimar a los pobladores que residían en el lugar.... No fue hasta el 29 de julio de 1773 cuando los terremotos de Santa Marta destruyeron según algunos historiadores "casi completamente la ciudad".
Es así como el Capitán General Martín de Mayorga propuso el traslado de la ciudad a los miembros de la real audiencia el 2 de agosto de 1773 al valle de la ermita. Muchos se opusieron al traslado temporal, que con el tiempo se formó oficial debido a las cédulas reales emitidas. Con el tiempo la ciudad fue abandonada por la mayoría, y sus ruinas despojadas de las obras de arte y demás muebles coloniales. Mayorga obtuvo una Real Cédula de su Majestad aprobando la traslación provisional de la capital al valle de la Ermita, el 22 de enero de 1774 y desde entonces se le conoce como La Antigua Guatemala.

Belen
El Hermano Pedro de San José de Betancourt en 1666 comenzó la construcción de este monumento con fines de brindar albergue, iglesia, convento y hospital, pero no vio su terminación debido a su muerte en 1667; sus fieles la terminaron e incrementaron el área de construcción entre 1692 y 1705 aunque en su construcción y fachadas se aprecia muy poca decoración.

En 1661 el Hermano Pedro contaba con un hospital provisional en San Francisco el Grande pero pronto recibió los fondos suficientes para la compra del terreno y la construcción de Belén. Albergaba a viajeros españoles y americanos y estableció allí la primera escuela pública para niños.
Las monjas capuchinas hicieron algunas mejoras entre los años 1773 a 1852 permaneciendo algún tiempo abandonada hasta 1934 cuando un aserradero tomó posesión del lugar y posteriormente desalojados para su restauración como una posada.
El hermano fundó la orden de las hermanas belemíticas quienes hoy en día están a cargo del lugar que funciona como centro de retiro espiritual de diferentes grupos católicos y un colegio en donde se imparte educación católica a las niñas y jóvenes que estudian en el Colegio Belén.
Del lado derecho del colegio se encuentra la Iglesia Santuario de Guadalupe que pertenece al siglo XIX y muestra en su fachada varias imágenes de santos católicos.
También se puede apreciar en el parque de este monumento colonial conocida como Plaza de la Paz una estatua del Hermano Pedro hecha por el artista guatemalteco Roberto González Goyri.

Las Capuchinas
La institución del claustro y templo de Nuestra Señora del Pilar de Zaragoza, popular como Capuchinas, fue certificada por Felipe V el 5 de mayo de 1725, al arribar a la Ciudad de Santiago de Guatemala (hoy La Antigua Guatemala) cinco monjas institutoras.
Estas se albergaron, primeramente, con las carmelitas en el claustro de Santa Teresa, hasta traslado a su nueva casa, obtenida por el Obispo año sucesivo.
En 1731, se pactó el canje de las casas que dominaban las monjas capuchinas, populares así por su hábito café, por las del Colegio de Niñas Doncellas de Nuestra Señora de la Presentación, llamado "El Niñado".
En ese mismo año se formó la labor del nuevo claustro y templo, conforme al diseño y control del Arquitecto Mayor de la Ciudad Diego de Porres, estando acabada en 1736.
Fue el último monasterio de mujeres instituido la urbe. Las jóvenes se inscribían al monasterio, a discrepancia de otras órdenes de la urbe, sin sufragar dote renunciando a sus bienes materiales por la vida espiritual.
A las principiantes, quienes vivían incomunicadas en clausura, se les indicaba de la dureza de ha vida monacal capuchina.
En el monasterio vivían de veinticinco a veintiocho profesas bajo la supervisón de la Madre Abadesa y conforme a los estatutos estrictos de dicha orden.
Las normas máximas eran pobreza, constante penitencia y dieta. Además, no podían tener utilidades, obligando a vivir únicamente de las dádivas que les suministraban los fieles.
La iglesia y el convento fueron arreglados después de los terremotos de 1751 con apoyos aprobados por el Cabildo. No obstante el convento no fue de los más perturbados de la ciudad, en 1773 las religiosas lo dejaron y con el permiso del arzobispo, inquirieron posada temporal en la finca contigua "La Chacra".
A los pocos años se reubicaron a la Nueva Guatemala de la Asunción por orden real.

Al edificarse el monasterio y ermita de Capuchinas en ha nueva capital, se transportaron todos los imágenes y objetos de arte de este juego religioso, Así como puertas, rejas, artefactos y otros bienes rescatables. De particular interés son los documentos esculpidos en piedra de la portada principal.
El inmueble quedó desmantelado hasta que el arzobispo les autorizara la venta de la propiedad en 1813. Al año subsiguiente se afinó el pacto de venta.
A partir 1972, Capuchinas alberga las oficinas del Consejo Nacional para la Protección de La Antigua Guatemala (CNPAG), entidad estatal descentralizada que se ocupa de la protección, conservación, restauración y mantenimiento de los bienes muebles e inmuebles de la Ciudad de La Antigua Guatemala y sus áreas circundantes.

La Catedral
La Catedral de Antigua Guatemala, ha sufrido cambios en su estructura a lo largo del tiempo, y poco queda realmente de la construcción original colonial debido a los cambios bruscos de ubicación de la ciudad y en un corto lapso de tiempo, además de los constantes sismos que afectaron el área y la poca posibilidad económica de reconstrucción de la ciudad en aquellos días. Aun que la construcción se inició en 1542 usando incluso fondos recaudados de la venta de los vestigios la anterior ciudad inundada en 1541 y de la venta de artículos de encomiendas de los gobernantes muertos de aquel entonces, La catedral quedó con techo de paja durante el siglo XVI, pero fue sustituido por un techo tallado en madera también en ese entonces.
El techo de madera sufrió serios daños durante los sismos de 1583 y 1600 pero la poca estética de construcción de ese entonces y por la constante destrucción de la misma se dispuso demoler el edificio para construir lo que hoy conocemos como La Catedral.
Sin duda muchos de los materiales utilizados en la antigua construcción fueron utilizados para la construcción de este nuevo edificio en 1669 aunque las verdaderas obras de arte fueron trasladadas a la nueva catedral del Valle de la Ermita.. Su cimiento de piedra, su fachada de estilo barroco con detalles manieristas y renacentistas, además de su imponente altura y varias imágenes que se aprecian en la misma, resalta como símbolo del catolicismo en Antigua Guatemala.
En su interior se puede apreciar su bello atrio dorado, así como varias imágenes coloniales y sus cúpulas de gran altura y belleza. También se encuentra una cripta que es de uso para los fieles mayas quienes celebran sus actos mítico-religiosos y se han encontrado túneles que comunican La Catedral hacia el interior de la misma. Se ha mantenido la creencia que dichos túneles conectaban a conventos u otros edificios. En realidad no se sabe a ciencia cierta si es o no una creencia o fue una realidad


La Plaza Central
Las primeras calles y avenidas de la nueva capital fueron trazadas según la "Recopilación de las Leyes de los Reinos de Indias" en el año de 1541 partiendo en una forma rectilínea desde la plaza central, donde se encontraban los primeros edificios de la capital de Guatemala en ese entonces. Hoy en día todavía podemos apreciar la belleza de la plaza central de Antigua Guatemala; Aun que, muy cambiada desde entonces, conserva su entorno de edificios coloniales tales como la Catedral, el Palacio de los Capitanes Generales, el Palacio del Ayuntamiento, el Portal del Comercio y Portal de las Panaderas, así como la hermosa Fuente de las Sirenas que se aprecia en el centro de la misma y que da un toque colonial único, que se desvanece entre las frondosas ramas de árboles que la rodean.
Aun que la plaza ha sido remodelada en varias ocasiones, desde la primera fuente del "Conde de la Gomera" desde la introducción de agua en 1555 y colocada en el año de 1667, conserva hoy en día la hermosa Fuente de las Sirenas colocada entre los años 1737 y 38 por el Arquitecto Mayor de la Ciudad Diego de Porres.
La plaza central ha sido siempre un lugar adecuado para el comercio de mercaderías indígenas (artesanías), y aunque La Antigua Guatemala cuenta con su propio edificio especial para el comercio de las mismas (Ver Artesanías), y varios centros privados para poder adquirirlas, así como el mercado ubicado en el monumento Compañía de Jesús trasladado desde 1912, encontramos en La Plaza Central algún vendedor o vendedora de artículos hechos a mano de gran belleza folklórica.
La jardinalización del lugar es exquisita, cuenta con varias bancas y amplios recorridos; Sin lugar a dudas La Plaza Central es el lugar de concurrencia de miles de personas cada fin de semana, ya que a menudo se puede encontrar en la misma diferentes actos culturales, festivos o religiosos y folklóricos.

Santa Clara
Las religiosas institutoras del claustro de Santa Clara aparecieron de Puebla, México, en 1699. Ya si gozaban instituido tres claustros de religiosas en la Ciudad de Santiago, pero una dádiva tributada por una viuda y espléndidas ofrendas de ciertos vecinos proporcionaron la institución y edificación del santuario y claustro.

El sismo de 1717 estropeó gravemente la construcción con su techado de teja. Al mismo tiempo se ejecutaba la restauración, las religiosas transpusieron su domicilio a Comalapa. Los terremotos dejaron a la religiosas con escasez su ingreso de tributos normal, por lo que la restauración fue acabada y años posteriormente. Cuando fueron abiertos la iglesia y claustro, el 11 de agosto de 1734, edificado por el Arquitecto Mayor de la Ciudad Diego de Porres.
El monasterio de dos niveles alcanzaba pasillos, habitaciones para alojar a cuarenta y seis monjas, aposentos de trabajo, clínica, comedor, área de servicio con horno. La iglesia abovedada, con una de las portadas más perfectas de la urbe, fue cambiada, obstruyendo la entrada principal para la ubicación del coro bajo y bóvedas de sepultura con camino desde el claustro. Con la edificación de la garita del claustro quedó fuera de la valoración su perfecta portada con sus imágenes de arcángeles y santos en estuco. Aún se valora la capilla excepcional, en ruinas, con la tarima, altar mayor y criptas de sepultura. Las dos fachadas de la iglesia, con sus pilastras abalaustradas serlianas, tienen las imágenes de la Virgen de la Concepción. Santo Domingo y María Magdalena en una, y San José, posiblemente Santa Catarina y San Francisco en la otra. La sacristía tiene el efecto especial de acústica que produce eco.
Dejadas posteriormente de los terremotos de 1773, las ruinas de Santa Clara alojaron a unas familias durante el siglo XIX.
La cúpula del templo, posiblemente ya dañada, se destruyó en 1 874, cuando fue conmocionada por otro sismo.
Cuando la capital fue declarada Monumento Nacional en 1944, el Gobierno de Guatemala aisló el maíz sembrado en el interior y capacitó el monumento para la observación de espectadores.
El CNPAG, bajo la dirección del Arquitecto Rodolfo Asturias Méndez, ejecutó significativos trabajos de afianzamiento posteriormente de los terremotos y daños de 1976. En este momento es uno de los bloques más concurridos por su perfecta portada y el aspecto de ruina, su jardín y un panorama muy atractivo del Volcán de Agua.

El Arco de Santa Catalina
Debido al engrandecimiento de la cifra de religiosas en el primer monasterio de monjas en Santiago, La Concepción, brotó la carestía de instituir un monasterio agregado. En 1609 cuatro religiosas de la Concepción fueron facultadas para instituir el monasterio de Santa Catalina Virgen y Mártir. Ya en 1631, el número de religiosas había exagerado a cincuenta y dos. Acorde prosperaba la edificación del claustro, ubicado a dos cuadras de la Plaza Mayor y sobre una de las importantes calles de la urbe, asimismo fue acrecentando el número de principiantes.
En 1693, las religiosas pidieron libertad para ocupar la calle y edificar un colegio. El Concejo rechazó obstruir la calle, ya que se hubiera dificultado el camino al monasterio de La Merced, por lo que se edificó el arco de Santa Catalina con el objeto de ceder el paso de las abadesas del encierro desde el claustro y capilla, al colegio. El pasaje del arco consentía a las religiosas efectuar con su ordenanza de no ser vistas por los espectadores.
El claustro progresó y, en 1697, logró su máxima cabida de 110 religiosas. Al cabo de 50 años, el número de seguidoras decayó a 49, contando con una principiante, debido a la institución de otros claustros en la urbe.

Todavía se guardan paredes de la capilla en ruinas y del claustro vital del monasterio. El arco, retocado por la iniciativa del Corregidor José María Palomo y Montúfar y abierto en una conmemoración festiva en 1853, fue retocado de nuevo por la iniciativa del Alcalde de la Ciudad, Señor Guillermo Arzú Matheu en el siglo XX.
Sin duda alguna el arco da un toque único a esta ciudad que resalta el estilo colonial y en este preciso lugar con su iluminación nocturna da una sensación de retroceder siglos atrás.

Palacio de los Capitanes

En la esquina Sur Oriente de la plaza central se encuentra el primer edificio de dos niveles construido en 1558. Aun que el piso era de madera y restituido posteriormente, cuenta con hermosos arcos que detienen su estructura. La Audiencia de los Confines o Capitanía General de Guatemala era gobernada desde ese lugar (en ese entonces Chiapas, parte de Yucatán, Guatemala, Belice, El Salvador, Honduras, Nicaragua y Costa Rica), y en el se ubicaban las oficinas gubernamentales, administrativas y militares.
El Capitán General llevaba una vida acomodada y de lujo con sus familiares y personajes distinguidos que visitaban el lugar.
El palacio fue dañado por los sismos que azotaron La Capital de Santiago de Los Caballeros durante los años 1717 y 1751, su fachada u pisos se destruyeron quedando los suficientes cimientos para su reconstrucción en 1755 y terminándolo en 1764. Pero la naturaleza nuevamente hizo nuevos daños en el terremoto de 1773. Se intentó trasladar las columnas del edificio cuando se trasladó la ciudad capital al valle de la Ermita, pero no fue posible por el peso de las mismas. Por lo que se procedió a demoler parte del edificio y fue entonces hasta 1936 cuando se reconstruyó el edificio para dar uso del mismo para oficinas de Gobernación departamental en incluso se trasladó una bella fuente del convento de Santa Clara.
La Capitanía General alberga hoy las oficinas del INGUAT, Gremial de Turismo de Antigua, Policía Nacional Civil, y La Gobernación Departamental entre otras.

Compania de Jesus

El cronista Bernal Díaz del Castillo, autor de la Verdadera y Notable Relación del Descubrimiento y Conquista de la Nueva España Guatemala vivió entre los años 1541 y 1584 como corregidor perpetuo, oficial y ejecutor real entre 1557 y 1560. Y era el legítimo terrateniente donde hoy en día se encuentra el monumento. Una dádiva fue hecha a los jesuitas a principios del siglo XVII.

Dos sacerdotes jesuitas en 1607 arribaron a Santiago de Guatemala para establecer el Colegio de la Compañía de Jesús. La edificación de la primera iglesia formal, se inauguró en 1626. Veinte años después, una donación de cuarenta mil pesos, permitió la construcción del nuevo templo, un gran convento y el Colegio de San Francisco de Borja. En 1655, los jesuitas habían obtenido la totalidad de la manzana del antiguo dueño Bernal Díaz del Castillo. Los claustros, con sus salones y moradas, tenía una biblioteca, comedor, enfermería, área de servicio y huerta. En su tiempo, la Compañía de Jesús era uno de los edificios más extraordinarios de la ciudad. A una cuadra de la Plaza Mayor de una manzana de extensión, la amalgama monumental constituida por la iglesia, dos pisos de convento y dos hermosos claustros, colegios y vergeles.
La edificación de una nueva iglesia se preparó en 1689, pero las convulsiones naturales estropearon mucho el templo en edificación y se sabe que, en l695 reiteradamente se reconocieron daños en la misma. El hecho de dedicación se llevó a cabo el 5 de diciembre de 1698. Erigida por el Arquitecto Mayor de la Ciudad José de Porres, esta magnífica iglesia es de extensiones intensivas. Construida con el patrón de iglesia jesuítica, es de arquitectura maciza. De particular ornamento barroco, con pinturas al fresco de diseño floreado. Toleró los sismos de 1717, pero disimuló serios daños en 1751. Los jesuitas requirieron cuatro mil pesos para la restauración y parece ser que tal requisición fue aprobada por el Ayuntamiento, ya que, en 1755, ya se hallaba reconstruida.
Rafael Landívar afamado poeta guatemalteco quien nació en Santiago en 1731 y falleció en Bologna, Italia, en 1793, escritor de la obra Ruslicatio Mexicana, fue rector del Colegio de San Francisco de Borja de la Compañía de Jesús en 1762. Parte del conjunto colosal eran los edificios ubicados en la manzana al sur de ésta, en cual se encontraba el Colegio de San Lucas de Compañía de Jesús, en donde se daban cátedras de gramática, filosofía y teología.
Durante el siglo XVIII hubo una inclinación en contra de los jesuitas en España. Como consecuencia, el Rey Carlos III ordenó la remoción de todos los jesuitas de Hispanoamérica en 1767. Con cautela, los clérigos de la Compañía de Jesús tuvieron que renunciar a sus propiedades, partiendo de Guatemala.
Acaecieron varios intentos para manipular las instalaciones después del destierro de los jesuitas. La Audiencia "recomienda que los edificios sean utilizados como oficinas del Estanco y Administración de Tabaco, no obstante jamás se esgrimieron con tal fin". Los sismos de 1773 agitaron la capital antes de tratársele un uso conveniente y abandonaron iglesia, convento, colegio y casa de estudios, en pésimo estado. En 1865, el inmueble albergó una industria de textiles, para lo cual se edificó una enorme chimenea adyacente a la portada principal de la iglesia.
Se derribaron las bóvedas y la cúpula de ostentoso templo en 1874. Desde 1872 se instituyó que las posesiones jesuitas concernieran al estado por lo que, con las labores de urbanización de la Plaza Mayor en 1912, se reubicó el mercado a las ruinas de la Compañía de Jesús, empleando los claustros del convento para la comercialización de mercancías. El inmueble fue dañado, nuevamente, por los terremotos de 1942 que se registraron con una dimensión de 8.3 en la escala Richter, derrumbándose la única columna existente, la cúpula del nartex de la iglesia y parte de la torre. Con el crecimiento del mercado, todo el conjunto fue utilizado corno mercado municipal hasta los terremotos de 1976, con una intensidad de 7.6 en la escala Richter. El mercado fue reubicado a la Finca la Pólvora, en donde actualmente se ubica, y, a los pocos meses, se inició la limpieza de ruinas de la edificación.
A pesar de los usos lucrativos consignados para el inmueble durante el siglo XX, se guardan surcos de algunas de las imágenes en ladrillo y estuco en las portadas de la iglesia, casi todas sin cabeza.
El Consejo Nacional para la Protección de La Antigua Guatemala efectuó trabajos de recobro y reparación para establecer un centro cultural, dada la carestía de contar con un área consignada a la ejecución de actividades culturales del pueblo. El rescate de la portada de la iglesia, realizado por el CNPAG y con apoyos de emergencia de la UNESCO, en 1978, con un modelo prototipo de pintura mural del siglo XVIII, consiente al público estimar el esplendor de este hermoso conjunto monumental jesuita.
Hoy en día se restaura el convento de la Compañía de Jesús, a cargo de la Cooperación Técnica Española. El 16 de octubre de 1997, el Centro Iberoamericano de Formación de la Agencia Española de Cooperación Internacional fue abierto por la Reina de España Doña Sofía. Con ello, se facultó este conjunto nuevamente.

San Jeronimo
Valorado por visitantes y manejado especialmente como escenario de eventos culturales, la historia de San Jerónimo, o Real Aduana, gozó su inicio en 1739, cuando la orden mercedaria requirió permiso para instituir y edificar un colegio semejante a los frailes dominicos y franciscanos. Su edificación inició casi de inmediato y el inmueble de dos niveles fue acabado a los veinte años.
No obstante, a los dos años se ordenó cerrar el colegio, dado que los mercedarios no contaban con la real cédula forzosa. El Rey formuló disposiciones para la demolición del inmueble, pero éstas fueron desatendidas debido al gasto que simbolizaba, por lo que Su Majestad autorizó, en 1765, el establecimiento de la Real Aduana y, efectuando algunos progresos, de la milicia de la capital colonial (para adquirirla del Palacio de los Capitanes Generales); también suministró lugar para los establos de 150 caballos para ayuda de la Corona.
Las ruinas de San Jerónimo conservan vestigios de sus murallas originales cerca de una sublime fuente al eje del encierro. La cocina se conserva en pomposo período y aún se valora parte de la inicial ermita, edificada posiblemente antes de 1765.
Se conserva la fachada del colegio, con las imágenes de devotos mercedarios como institutores de la pequeña academia. La imagen de Santa María de Cervellón, ama de los marineros, surge con un barco, asimismo se puede estimar la de San Pedro Pascual.

Desde la calle se nota que el conjunto fue ahogado por el Río Pensativo a través de los siglos XIX y XX, al igual que La Recolección. Martirizado de desbordamientos y sismos, San Jerónimo, o Real Aduana, inspira la emoción de paz a los visitantes.
El CNPAG consumó labores de rescate y afianzamiento del edificio durante 1997-1999.

Escuela de Cristo
La Escuela de Cristo estaba bajo el dominio de los franciscanos entre 1543 y 1664 y es popular por las reverenciadas imágenes coloniales y procesiones de la Semana Santa, además de prestar servicios religiosos además de haber sido el lugar donde fue velado el Hermano Pedro el 25 de abril de 1667, antes de salir el sepelio hacia la iglesia de San Francisco el Grande.
Los frailes de la Congregación de San Felipe Neri en 1689 iniciaron misiones evangelizadoras hacia las más lejanas regiones de la Capitanía General de Guatemala. A pesar de las bajas donaciones de los fieles en 1717 y los sismos que en gran mediad destruyeron el lugar fue hasta 1728 cuando el Arquitecto Mayor de la Ciudad Diego de Porres, dos años después reconstruyo el templo con una fachada renacentista con cuatro retablos y espacio superior para un coro además cuenta con varias imágenes coloniales del Señor Sepultado, la Virgen de la Soledad y un Cristo tallado por Quirio Cataño ademas de pinturas que adornan sus paredes.

En la Escuela de Cristo funciona actualmente un seminario franciscano el cual cuenta con salones y biblioteca de la orden religiosa.

Los Remedios
Posteriormente de la traslación de Santiago de Guatemala al Valle de Panchoy (1542) se edificó una diminuta iglesia al borde del Río Pensativo. Esta fue la ermita inicial de Nuestra Señora de los Remedios. Se erigió un edificio con cubierta de teja y, en 1587, por medio de una real cédula, se concedió ayuda monetaria para dicha capilla. El compromiso prosperó espaciosamente entre tanto se preparaban tramites para enaltecer la capilla a la clase de parroquia en 1594.
Francisco Antonio de Fuentes y Guzmán cogió licencia para lograr ofrendas para su edificación en 1679, acabando el santuario ocho años después. Este toleró daños en 1 717 y, reiteradamente, en 1 751. En 1 762 permaneció soterrado bajo unos tres metros de lodo, cuando el Río Pensativo ahogó esa parte de la ciudad. No obstante, fue una de las tres iglesias en oficio después de los terremotos de 1773, indicio de su buen estado en esa época.
La portada renacentista es particular de la arquitectura de principios del siglo XVII y es posible que no tenga perturbaciones desde 1641. Aunque se hallan semejanzas con la portada de San Sebastián, escasea de decorado en estuco. Es dificultoso asemejar las imágenes religiosas que la engalanaban, ya que hoy se hallan sin cabeza, permaneciendo sólo rastros de ellas.
Es viable que la imagen de la Virgen María hubiera estado en la parte superior de la portada con las figuras de Joaquín, Ana (con la figura bien atesorada de María como niña), un ángel (Gabriel), Santo Domingo, San Francisco, y los apóstoles Pedro y Pablo.
El Consejo Nacional para la Protección de La Antigua Guatemala efectuó trabajos para su reconstrucción, en 1996.

La Merced
Los mercedarios fueron de los primeros en fundar un convento de hombres en la capital de Santiago de Guatemala. Su primera edificación en Almolonga (hoy San Miguel Escobar) aún persistía parcial y vaciada cuando se devastó la segunda capital y no se les concedió de inmediato propiedades en la nueva capital. No obstante, gozaron con la intervención del Obispo Francisco Marroquín para que el Cabildo les determinara terrenos en el final del norte de la ciudad. Entretanto más de dos siglos, los mercedarios pelearon para erigir un templo pero los constantes sismos se opusieron a ello. La cruz de piedra del atrio y el aposento ubicado atrás del altar mayor es lo más antiguo de La Merced (XVII).
En 1749 se encomendó la edificación del ostentoso santuario y claustro, que aún persisten en pie, al Arquitecto Juan de Dios Estrada. Con discernimiento de arquitectura asísmica y asentándose en las dificultades ocasionadas por los sismos anteriores, específicamente el de 1751, Estrada erigió un nuevo santuario con proporciones más bajas. Se aprecian los arcos y columnas con anchuras más adecuadas para lidiar los terremotos, paredes más extensas y anchas, los formidables refuerzos y la portada que suministran mayor permanencia y confianza a este inmueble colosal. La apertura tuvo lugar, en 1767, con las formalidades convenientes a la época.
Dos enormes e impresionantes torres-campanarios, de relativa baja proporción, se imponen en la fachada barroca de la iglesia. En la parte superior aparece la figura de San Pedro Nolasco, el fundador de la Orden Mercedaria en el siglo XIII y quien se dedicara a rescatar a los prisioneros castellanos de los moros. Lo acompañan las figuras de dos mercedarios y el escudo mercedario. La figura de Nuestra Señora de las Mercedes está situada en el nicho central de la fachada. Del lado izquierdo se aprecian las esculturas en ladrillo y estuco de San Raymundo Nonnatus y San Pedro Arinengol con un lazo que indica su condición de mártir por haber sido ahorcado y, del lado derecho, al obispo mercedario San Pedro Pascual y a la primera monja mercedaria, Santa Maria de Cervellón. El ataurique de decoración floral de la fachada le imprime particular belleza
Hoy la iglesia de La Merced es una las escasas que se halla en uso en la vieja capital. Realmente hermosa, cuenta con diversas imágenes coloniales reverenciadas, sin embargo la el conjunto del arte mercedario se halla en la iglesia de igual nombre en la actual capital. La solemne imagen barroca del Jesús Nazareno fue tallada por Alonzo de la Paz y Toledo en 1650 y es una de labores de mayor categoría por su escultura procesional y su mirada aguda. Esta imagen anda las calles de la ciudad el domingo de Ramos y el Viernes Santo, escoltada por las imágenes de la Virgen Dolorosa, tallada por Pedro de Mendoza, Jesús de La Columna, Jesús Resucitado y San Pedro.

Los mercedarios fueron de los primeros en fundar un convento de hombres en la capital de Santiago de Guatemala. Su primera edificación en Almolonga (hoy San Miguel Escobar) aún persistía parcial y vaciada cuando se devastó la segunda capital y no se les concedió de inmediato propiedades en la nueva capital. No obstante, gozaron con la intervención del Obispo Francisco Marroquín para que el Cabildo les determinara terrenos en el final del norte de la ciudad. Entretanto más de dos siglos, los mercedarios pelearon para erigir un templo pero los constantes sismos se opusieron a ello.
La cruz de piedra del atrio y el aposento ubicado atrás del altar mayor es lo más antiguo de La Merced (XVII).
En 1749 se encomendó la edificación del ostentoso santuario y claustro, que aún persisten en pie, al Arquitecto Juan de Dios Estrada. Con discernimiento de arquitectura asísmica y asentándose en las dificultades ocasionadas por los sismos anteriores, específicamente el de 1751, Estrada erigió un nuevo santuario con proporciones más bajas.
Se aprecian los arcos y columnas con anchuras más adecuadas para lidiar los terremotos, paredes más extensas y anchas, los formidables refuerzos y la portada que suministran mayor permanencia y confianza a este inmueble colosal. La apertura tuvo lugar, en 1767, con las formalidades convenientes a la época.
Dos enormes e impresionantes torres-campanarios, de relativa baja proporción, se imponen en la fachada barroca de la iglesia. En la parte superior aparece la figura de San Pedro Nolasco, el fundador de la Orden Mercedaria en el siglo XIII y quien se dedicara a rescatar a los prisioneros castellanos de los moros.
Lo acompañan las figuras de dos mercedarios y el escudo mercedario. La figura de Nuestra Señora de las Mercedes está situada en el nicho central de la fachada. Del lado izquierdo se aprecian las esculturas en ladrillo y estuco de San Raymundo Nonnatus y San Pedro Arinengol con un lazo que indica su condición de mártir por haber sido ahorcado y, del lado derecho, al obispo mercedario San Pedro Pascual y a la primera monja mercedaria, Santa Maria de Cervellón.
El ataurique de decoración floral de la fachada le imprime particular belleza.
Hoy la iglesia de La Merced es una las escasas que se halla en uso en la vieja capital. Realmente hermoso, cuenta con diversas imágenes coloniales reverenciadas, sin embargo la el conjunto del arte mercedario se halla en la iglesia de igual nombre en la actual capital. La solemne imagen barroca del Jesús Nazareno fue tallada por Alonzo de la Paz y Toledo en 1650 y es una de las labores de mayor categoría por su escultura procesional y su mirada aguda. Esta imagen anda las calles de la ciudad el domingo de Ramos y el Viernes Santo, escoltada por las imágenes de la Virgen Dolorosa, tallada por Pedro de Mendoza, Jesús de La Columna, Jesús Resucitado y San Pedro.
Al mismo tiempo la capital se hallaba en ruinas julio de 1773, la iglesia de La Merced resistió poco debido a su ostentosa cimentación. No obstante, los seis meses un segundo terremoto sacudió la urbe de tal modo que el claustro se hundió y fue vaciado al igual que todas las construcciones religiosas de Santiago. Consecutivamente se verificó el traslado a La nueva capital.
El convento de La Merced tiene la fuente más colosal de la capital. Perfectos Querubines acicalan la porción superior y cuatro viaductos parten del pie hacia los filos del claustro principal.
Escenario para celebraciones de creyentes y educativos, el atrio de La Merced sobresale por su hermosura barroca. Una perfecta fuente de piedra esculpida, nativa del claustro principal del claustro de San Francisco el Grande, se halla allí desde que fuera transpuesta en 1944.

San Francisco
San Francisco el Grande es uno de los más concurridos hoy día. La iglesia, con sus tallas y bocetos barrocos, es una de las capillas antigüeñas más opulentas en arte colonial y costumbres.
Al arribar los franciscanos a la Capitanía General de Guatemala, en 1530, y siendo una de las iniciales órdenes en instituirse en la comarca, las autoridades civiles les fijaron 120 aldeas a los franciscanos. Contando ya con un santuario en la aldea de Santa Ana, de en el cual conectaron el agua para la capital, fueron los primeros en trasladarse al Valle de Panchoy, en 1541, a la construcción de una iglesia en donde actualmente se encuentra ubicada la Escuela de Cristo. Esta capilla se dañó gravemente en 1565, por lo que congregaron ofrendas mientras los consecuentes diez años, para poder erigir su nuevo santuario a dos cuadras, en 1579. Los pedazos de esta obra, quizá los únicos que atañen al siglo XVI en la capital, se aprecian a un lado del santuario presente, como surcos de la edificación más vieja de la capital.
San Francisco el Grande alcanzo a ser un foco creyente y cultural para toda la comarca. En el Colegio de San Buenaventura, ubicado en lo que actualmente concierne a las ruinas del monasterio, se dieron materias de teología, leyes, filosofía, física y matemáticas. El colegio favorecía a grandes imagineros y pintores de la época colonial, Cristóbal de Villalpando, Thomas de Merbo y Abonzo de la Paz.
La edificación de la capilla y claustro de San Francisco el Grande se extendió a lo largo del siglo XVII. La terraza de madera de la capilla, erigido en 1674, fue tan bellamente esculpido que se dice que no conversa otro semejante en Guatemala. El claustro contaba con una perfecta ermita, biblioteca, aposentos de música y arte y una imprenta. Muchos estudiosos y artistas vagaban por los miradores del claustro franciscano. El imponente dispensario, de tres pisos, fue desarrollado en 1684 solo para tolerar los menoscabos producidos por los sismos de 1691. La restauración se inició de inmediato y se adornó con divinas pinturas, estatuas y retablos de la época. Aún continuaba la obra, que comprendía una ramificación de más de cuatro manzanas, posteriormente de su comienzo en 1702.

El Calvario
Las estaciones de vía crucis y la calle de los pasos constituyen el sendero hacia el calvario iniciándose en el templo de San Francisco el Grande, extendiéndose en la esquina nor-poniente del atrio, continuando por la Calle de los Pasos y finalizando en la iglesia del Calvario, se ubican las Estaciones del Vía Crucis que miden los 1,392 pasos que Jesús camino al Calvario, donde fue crucificado y representadas anteriormente cada una de las estaciones por cruces de madera las cuales fueron cambiadas por pequeñas capillas y altares de color amarillo en 1691 pero debido a los sismos fueron destruidas y restauradas hasta el aniversario 400 de la ciudad en 1943.
El Calvario conserva en el jardín el árbol de esquisuchil sembrado por el hermano Pedro (1626-1667). Está ubicado al final de la calle Alameda del calvario que está rodeada de varias pequeñas ermitas a lo largo de la misma.
En 1618 en el sitio se encontraba una cruz de madera que representaba el inicio de su construcción que fue remplazada mas tarde en 1688 por una de piedra, enfrente de la fachada actual.
Entre 1652 y 1655 el primer templo y entrada fueron edificados.
La edificación sufrió daños en 1717. Posiblemente hacia 1720 se cambió el templo, atrancando la fachada inicial que hoy constituye entrada a la iglesia. La fachada barroca, por donde se ingresa todavía, con sus pilastras almohadilladas, además fue reparada después de los sismos.
Adentro de la iglesia se encuentran seis óleos pintados por Thomas de Merlo que pertenecen a la co1ección del Museo de Arte Colonial. Algunas obras se restauraron 1999.

Santo Domingo
En 1559 cuando los primeros religiosos dominicos arribaron a la Antigua Guatemala, se les otorgo terrenos a inmediaciones de San Miguel Escobar, (el Valle de Almolonga); pero en 1542 se les otorgo terrenos en Santiago de Guatemala, construyendo así el conjunto monumental de mayor importancia en la ciudad y el más opulento en la Capitanía General de Guatemala.
La edificación fue temporal durante el siglo XVI. A lo largo del siglo XVII se erigió la iglesia. El asiento del altar mayor, presente, data de 1637. Su estructura, acabada alrededor de 1666, contaba con dos formidables torres dobles, comenzando en donde sonaban diez campanas y se oía el primer reloj público traído a Guatemala en 1553. La generosa riqueza de arte colonial excedió a la de los demás claustros de la Capitanía en el siglo XVII. Se narra a la iglesia, vergeles y tumbas y sepulturas de enterramiento para los frailes. La fastuosa fuente del encierro mayor, edificada por el dominico Felix de Mata en 1618, fue el centro de iluminación de los 80 frailes que residieron el claustro en el siglo XVIII.
Los sismos de 1773 produjeron serios deterioros a esta exalta edificación. Los dominicos se trasladaron con sus pertenencias, conteniendo todas las obras de arte, a la nueva capital, posteriormente del traslado de la capital.
No obstante, en tanto que el siglo XIX e iniciaciones del siglo XX, el conjunto monumental, especialmente la iglesia, soportó mayor pérdida debido al abandono de los siglos posteriores. Los vecinos de la ciudad esgrimieron las ruinas para sacar piedra y otros materiales de bastimento para rehacer y erigir sus casas y otros inmuebles antigüeños.
La fuente del claustro fue trasladada a la entrada de la urbe en 1934 y, subsiguientemente, trasladada la Alameda de Santa Rosa, en donde se localiza hoy. Se partió la finca, edificándose unos hogares privativos y la Escuela "Luis Mena" en el atrio de lo que fue la iglesia de Santo Domingo, quitándole toda su extensión original. Se esgrimieron los materiales de reconstrucción del encierro para edificar el Instituto Nacional para Varones "Antonio Larrazábal" (INVAL), situado en el atrio de la santuario hasta 1976, cuando fue seriamente dañado y a continuación destruido. El INVAL fue reubicado a las afueras de la ciudad.El rescate y reparación de los vestigios arquitectónicos fueron efectuados en gran escala a partir de 1970, cuando el arqueólogo Doctor Edwin Shook y su esposa Virgina arreglaron una parte de las moradas y área de servicio, incluyendo una cocina tradicional, para una morada y biblioteca. Les llevó cinco años desechar el ripio del área.El Doctor Shook también ejecutó excavaciones científicas de 53 pies de profundidad, hallando rastros mayas de hace 3,000 años. Rellenó las excavaciones, ubicó un nuevo piso, coloreo las paredes domésticas de blanco y puso un techo de teja en lugar del techo original en forma de cúpula de ladrillo. Así, añadió un pórtico para darle la extensión de casa.
La Introducción de cristal entre habitaciones fue una novedad en aquel tiempo; consiente que entre la luz a aquellos salones. Los caminos del jardín fueron inspirados en aquellos de la Casa Popenoe de la ciudad. Esgrimieron el recinto como morada y un foco de reunión arqueológica hasta 1989, cuando entregaron la propiedad.
Obtenida por una firma privada, Protunac, S.A., con el objeto de crear un hotel y centro cultural, en 1989, esta casa, con otras propiedades colindantes se constituyeron en "Casa Santo Domingo". Se extendió una meticulosa labor de rescate y reparación de este extraordinario conjunto monumental. Entre los vestigios arquitectónicos del monasterio, se estiman muros antiguos del retiro y refectorio (comedor), el método hidráulico con sus canales y conductos coloniales, y las tumbas de sepultura de los frailes dominicos asimismo del área de baños con su concerniente chimenea. Los divinos jardines reflejan la distinción de la vida monacal colonial.
Al ejecutar los trabajos de limpieza en un sección, se halló la Cripta de El Calvario en Septiembre de 1996 en fastuosas condiciones. La experto guatemalteca en pintura mural, Margarita Estrada, efectuó los estudios y adeudos necesarios para su subsistencia. Hoy se encuentra abierta a la evaluación del público. Se cree que el encuentro de esta cripta es la de mayor calidad en la ciudad en el siglo XX y es realmente hermoso.
Este centro cultural es de enorme importancia en la ciudad. Cuenta con varios espacios distribuidos dentro de las ruinas como la Casa de la Cera donde se puede observar el proceso de elaboración de velas de distintos tipos y colores, así como un museo de arte precolombino donde podemos apreciar piezas del periodo clásico maya. Las criptas y el ambiente colonial la hacen única.

Candelaria
En esta ermita asistían a misa en idioma Pipil 213 familias mayas, las cuales formaban parte de un barrio que crecía rápidamente.
Estando a cargo de los padres dominicos hasta 1754 cuando se convirtió en parroquia.
El monumento ha sufrido serios daños en su estructura particularmente con el sismo de 1773.
Su construcción de carácter Barroco y columnas salomónicas aun que en mal estado indican su inicio de construcción en el siglo XVIII.
Su fachada decorada con diseños florales e imágenes religiosas del arte mudéjar es resaltada en la misma.



Colegio Tridentino
Fundar seminarios en todas las diócesis del nuevo mundo era una prioridad religiosa para el rey Felipe II en 1592, de acuerdo con el Concilio de Trento la fundación de Nuestra Señora de la Asunción o Tridentino contaba con quince alumnos en su fundación pero un siglo después adquirió el terreno a la par de la universidad de San Carlos y ampliado con el colegio de Indios para educar a becados, hijos de caciques.
Su hermosa decoración de estuco la hace uno de los monumentos mas admirados de la ciudad, principalmente su decoración en su entrada; la Iglesia vendió la propiedad a particulares y fue modificada en 1860 para residencias privadas.

El Carmen
La portada del templo de Nuestra Señora del Carmen se acentúa por ser de estilo barroco en la ciudad. Columnas decoradas con estuco en bocetos floreados se relaciona al estilo barroco, ya que suministra la sensación de movimiento y mayor fijeza al inmueble.
Se concedió la libertad para edificar la Ermita de Nuestra Señora del Carmen, en 1638, abriéndose el mismo año, pero fue totalmente arruinada en 1651. Se edificó un nuevo santuario, mucho más grandioso, en 1686 y éste sufrió graves por las sacudidas de 1717. Posteriormente de enormes gastos, se concluyó la tercera edificación en 1728. En el interior de este templo, adornado y decorado con pinturas e imágenes coloniales en seis retablos y un ostentoso altar, fue uno de los más elegantes de la ciudad.
En 1773 El Carmen sufrió deterioros en julio de, pero sufrió mayor pérdida el 6 de diciembre del mismo año, cuando las cúpulas del templo se derrumbaron.
Hasta el 4 de febrero de 1976 se podía observar la imagen de Nuestra señora del Carmen.

San Pedro
Fue inaugurado en 1663 por los frailes dominicos pero debido al traslado del hospital a la ciudad capital el edificio siguió en buenas condiciones y funcionando temporalmente. En el siglo XIX fue dado a las monjas capuchinas quienes hicieron algunas mejoras. No fue hasta 1869 que las Hermanas de la Caridad de San Vicente de Paúl se hicieron cargo del edificio funcionando allí el hospital general. Este templo actualmente es utilizado para obras sociales que albergan pacientes ancianos, niños desnutridos, inválidos, ciegos o personas con disturbios mentales y es conocido como el Hospital del Hermano Pedro.

Actualmente esta bajo la dirección de los franciscanos y se ha estado restaurando después de la destrucción y abandono desde 1983 con donaciones particulares debido a los terremotos de 1976.La iglesia esta al servicio de los fieles y cuenta con varias imágenes coloniales que resaltan su belleza.

Palacio Episcopal
Cuando fue elegido como el primer obispo el Lic. Francisco Marroquín, se mudó de la esquina nor-oriente del Palacio de los Capitanes Generales al lugar existente del Palacio Episcopal. Fue ampliada su construcción ente 1683 y 1702, pero no fue hasta 1711 cuando se celebró la ceremonia de inauguración. El edificio era una construcción de dos niveles, salones, áreas de servicio elegantes etc. El Papa Benedicto XIV, el 16 de diciembre de 1743, autorizó elevar la categoría de Obispo a Arzobispo en ese entonces, celebrándose la investidura del primero en Guatemala hasta dos años después de ese acontecimiento. Uno de estos arzobispos, el Arzobispo Pedro Cortés y Larraz, autor en 1770 de la Descripción Geográfico-Moral de la Diócesis de Goathernala. Cortés y Larraz, se opusieron al traslado de la capital cuando el gobierno dispuso hacerlo.
El Palacio episcopal se destruyo con los sismos de los últimos tres siglos, pero el palacio y claustro fueron utilizados para sitios de diversión publica teles como circos, corridas de toros y otros espectáculos a principios del siglo XX. Aunque el palacio se encuentra destruido se puede apreciar todavía los arcos que actualmente están en reconstrucción y otros sitios como la cocina reconstruida en 1984. También se realizaron excavaciones arqueológicas dirigidas por William R. Swezey, en 1980 del Centro de Investigaciones Regionales de Mezo América (C IRMA) y el Consejo Nacional para la Protección de La Antigua Guatemala (CNPAG. Se encontraron ollas de barro y un entierro precolombino de una familia maya de lo cual nos indica que el lugar fue ocupado como vivienda después del traslado de la capital.
Actualmente es ocupado por la Casa de la Cultura de la Antigua Guatemala, la biblioteca de Francisco Antonio de Fuentes y Guzmán, tiendas, servicios sanitarios públicos y otros.
Después de los terremotos de 1976 es casi imposible apreciar la belleza de este palacio que sin duda fue de relevancia en su época; si embargo pronto veremos la total reconstrucción de mismo.

San Agustin
La portada del santuario, baja en proporciones, es dirigida por la imagen de San Agustín, con la imagen de una diminuta capilla en una mano, característica de su categoría en el establecimiento y desarrollo de la Capilla. San Agustín (354- 430) fue uno de los teólogos de mayor categoría y instituyó la orden que lleva su nombre. Sobre la portada se aprecian otras imágenes adoradas personificadas en imagen, quizá de Santa Teresa, Santa Mónica o Santa Catarina, San Felipe Neri y San Ambrosio, este último fue el instructor de San Agustín. En la portada lateral de la capilla se nota la imagen esculpida en piedra de San Nicolás.
Los agustinos arribaron a Guatemala en 1610, y no fue sino hasta 1657 cuando se concluyó la edificación de su reciente santuario y monasterio, situados a dos cuadras de la Plaza Mayor y desarrollándose hasta la Alameda de Santa Lucía. El género arquitectónico renacentista es magnífico. Se recalcaron las obras pintadas por Antonio Ramírez de Montúfar en la época colonial. Después de los daños sucedidos en 1717, la reparación se empezó espaciosamente debido a la falta de dinero. A los 20 años, el Rey facultó al Cabildo ayudar financieramente con la reparación, pero, en 1751, el inmueble resultó dañado, de nuevo, por los sismos.
En 1917 se derrumbó la cúpula del techado abovedado de la iglesia. Aún en 1938, cualquiera que ambicionaba piedra y otros materiales de construcción podía adquirirlos en este monumento, ayudando a su ruina. Durante el siglo XX, e claustro del monasterio se empleó para establos de bueyes y todavía subsiste en manos de particulares. El campanario acogió un negocio de reparación de bicicletas hasta que fue descartado debido los terremotos de 1976, cuando se desplomó lo que subsistía del techado curvado del templo.

La Recoleccion

Dos frailes recoletos llegaron para constituir un convento en 1685, el Cabildo les dificultó la libertad para hacerlo. Se discutió que la capital no lograba auxiliar los gastos que eso enlazaba, no sólo en la edificación de la faena, asimismo en las obras de arte, el sustento del claustro y mantenimiento de sus religiosos. La capital contaba con excesivas órdenes devotas para una población tan diminuta y el Cabildo temía que las atenciones se expandirían, aún más, si se facultaba dicho establecimiento. Los recoletos se mantuvieron. A pesar del dictamen contraproducente, en 1700 maduró su atención al lograr una real cédula por medio de la cual se mostraba que no se pusiera ningún obstáculo a los frailes para instituir su claustro. Se exhibió dicha cédula al año sucesivo, de modo que el Cabildo les fijó un terreno cerca de San Jerónimo y fuera de los límites de la ciudad. El Cabildo advirtió en la procesión y cortejo de inicio, poniendo un altar en el moderado santuario temporal. El 8 de septiembre de 1701 los corredores, celdas, Salones de estudio, dispensario, coro y habitaciones de música, fueron edificados a lo largo de los subsiguientes años. La iglesia quedó acabada en 1715 y se abrió, con realmente espaciosas dimensiones, el 23 de mayo de 1717. Horrorosamente, Santiago sufrió un sismo demoledor a los pocos meses y La Recolección sobrellevó algunos daños. Las reparaciones se instruyeron de inmediato y la iglesia alcanzó a ser una de las más colosales de la urbe. Reiteradamente se dañó en 1751 y fue reconstruida.
También de los hermosos atrios, se edificó la "Casa de Recoletos" a un lado del monasterio, el cual se aprovechó como hospital y hospedaje para los peregrinos que visitaban la capital durante el siglo XVIII.
Destruido por los terremotos de 1773 y dejado al siguiente año, este juego monumental, evidentemente, sufrió mayor pérdida por la mano del hombre mientras los siguientes dos siglos. Se manipuló para sacar materiales, especialmente piedra, para otras edificaciones en la urbe. Los formidables muros del santuario y del claustro se derrumbaron, potencialmente por almacenar pólvora.
A raíz del sismo de 1976 fue forzoso evacuar a las familias que residían la Casa de Recoletos, popular también como El Lazareto. De 197 a 1980, con fondos de la Organización de Estado Americanos (OEA), se rehabilitó la casa y unos muros para instituir el Centro de Restauración d Bienes Muebles del Consejo Nacional para la Protección de La Antigua Guatemala. Hacia 1998 se instalaron afirmaciones para el rescate del templo se ejecutaron trabajos ofrecidos a su conservación.

Ayuntamiento
El 10 de marzo de 1543 se celebró la primera sesión de Cabildo en las casas Consistoriales. Se sabe muy poco de la construcción original ya que a partir de su reconstrucción en 1740 terminando en 1743 por el Arquitecto Mayor de la Ciudad Diego de Porres, apunta que contaba con diversos salones cesionarios y la "Cárcel del Pobre". Su construcción es tan sólida que fueron pocos los arreglos hechos en la época de las eventuales destrucciones de los edificios aledaños debido a los sismos. Sus paredes con un grosor de más de un metro, fachada de piedra y techos abovedados resaltan la construcción antisísmica de Antigua Guatemala.
Debido al traslado de la capital al valle de la ermita el edificio fue abandonado y posteriormente restaurado por el Corregidor José Maria Palorno y Montúfar en 1853.
1956 se fundó el Museo de Santiago o Museo de Armas de la Ciudad (ver "Museos"). Hasta los sismos de 1976 funcionó como Ayuntamiento o Municipalidad sufriendo daños e incluso necesario demoler la torre del reloj, agregada en el siglo XIX reforzándose estructuralmente con técnicas constructivas y lineamientos científicos de la UNESCO.

San jose El Viejo
Finalizando la Quinta Avenida Sur de la urbe, la Ermita de San José el Viejo es de los bloques favoritos por su cualidad arquitectónico barroco.
Su leyenda se inició en 1740, con el deseo edificar una menuda ermita donde consiguiera presentarse la efigie esculpida de San José, tallada por Alonzo de la Paz. La edificación se emprendió a dos años, cuando el Cabildo congregó bastantes ofrecimientos para su edificación. En 1744 se pidió una consentimiento para los adeudos ya realizados y para efectuar con las obligaciones, pero la Corona, debido a lentitud de la solicitud, no sólo ordenó cerrar la capilla, sino que decretó su desmoronamiento.
Empero de que se contuvo la edificación y transpuso la efigie transitoriamente a la iglesia de Santa Lucía, el inmueble, en parte edificado, ya no se devastó y toleró daños en 1751. En 1759 fue mostrada a las autoridades una petitoria para reponer los servicios religiosos, la cual fue afirmada. Se consumó la edificación de la capilla en 1761. El inmueble fue abierto al siguiente año y la imagen de San José volvió a su lugar. Los trabajos finales de la obra se ejecutaron en 1763.
Después de 1773, San José el Viejo hospedó a las monjas carmelitas de Santa Teresa por un tiempo. Durante el siglo XIX se utilizó para diversos fines: una tenería y, entre 1930-1940, un granero.
En siglo XX se encuentra poca información bibliográfica acerca de esta fortuna. Se sabe que la cúpula de la capilla se dañó en 1976. Aún se conserva su perfecta portada, de estilo barroco, edificada tomando en cuenta los terremotos, pues es de proporciones muy bajas, recalcándose sus dos pequeños campanarios. En la época colonial pasaba una calle a un lado, la cual fue obstruida.

Santa rosa de Lima
Al término de la Alameda de Santa Rosa y en finca privada, esta iglesia se llamaba originalmente el Beaterio de Santa Catalina de Siena. En 1580 contó con el amparo de una señora con ciertos recursos, quien hizo un obsequio de propiedad. El número de devotas se restringía a jóvenes de la aristocracia de la colonia y, a pesar de no llevar una vida encerrada, se cubrían de blanco y se hallaban en una agrupación devota bajo la dirección de la oren dominica.
Cuando Santa Rosa de Lima (1586-161 7) fue santificada, convirtiéndose en la primera persona en alcanzar ser santa en el Nuevo Mundo, fue prontamente apadrinada como ama de la agrupación. En 1 766, estas devotas lograron credencial para llevar una vida de retiro, con fervor por la lectura, costura y acciones espirituales. Se consagraban a la instrucción de estos trabajos a ciertas jóvenes que vivían bajo su atención.
Una llana edificación les ofreció de claustro hasta 1677, cuando se arregló o se transformó. El santuario presente data de 1720. Los serafines y figuras, asimismo de las pilastras almohadilladas el estilo barroco, le suministran individual gracia.En la parte superior recalca la imagen de Santa tosa de Lima con una corona de rosas y con el niño Jesús en su regazo.
En la ventana media se hallaba la imagen de la Virgen María, hasta los sismos de 1976, cuando se derrumbó. Igualmente se notan las imágenes de un dominico con un modelo le la iglesia (potencialmente San Jacinto de Polonia o San Raymundo de Peñaforte) y otras posiblemente personifican a San Miguel con una pluma, San Rafael con un pescado, Uriel con una antorcha, un dominico con un clarín (posiblemente San Vicente Ferrer), San Francisco y Santo Domingo. En 1995, los terratenientes desecharon el ripio que alcanzaba hasta las extremidades de la iglesia.

Universidad San Carlos de Guatemala
El Obispo Francisco Marroquín, reflexivo de la escasez de ofrecer estudios superiores llegó a un pacto para instituir el Colegio de Santo Tomas de Aquino, formando clases de doctrina en aulas edificadas a un lado del atrio de la iglesia de Santo Domingo. Pronto logró estas propiedades para tal fin y cedió unos fondos antes de su muerte, en 1563, para el colegio de una universidad en Guatemala.

En 1620 se instituyó el colegio y se dieron clases de filosofía, teología y ley canónica en latín.. En 1646, un vecino brindó una dádiva para favorecer cinco materias al contar con la permisión real y papal para concederle la calidad de universidad al Colegio de Santo Tomás de Aquino. Sin embargo, no fue sino incluso el 31 de enero de 1676 cuando el Rey Carlos II expresara la real cédula. Las clases se instruyeron debidamente en 1681 con setenta discípulos, brindando clases en teología, artes, latín, leyes, medicina y lenguas mayas (kaqchikel). Posteriormente, el Papa Inocencio XI ratificó el establecimiento de la Real y Pontificia Universidad de San Carlos de Guatemala el 8 de jun10 de 1687, concediéndole los mismos derechos y prerrogativas de las otras universidades instituidas en España, México y Lima y las mismas libertades o derechos que la Universidad de Salamanca, en España.
Después de los sismos de 1751, el inmueble del la universidad, situado en el monasterio de Santo Domingo fue señalado completamente destruido, por lo que el rector donó desprendidamente las casas vecinas al Colegio Tridentino, en el cual se halla el inmueble hoy. Se erigió uno de los inmuebles más perfectos de la urbe, de edificación mudéjar con sus curvas mixtilíneos y galerías arqueadas. Abierto en 1763, el inmueble resistió pocos daños por los terremotos de 1 773. Al mismo tiempo unos de los inmuebles de la urbe permanecieron en ruinas, la universidad aprovechó para acumular objetos de arte de Catedral detrás de los sismos.
La universidad se resistió a la transferencia de la capital al Valle de la Ermita, ofreció clases posteriormente de 1773 incluso 1775 cuando, por orden, fue exigida a reubicarse. Fue reubicada en 1777.
Mientras el siglo XIX se esgrimió este espacio como academia pública y biblioteca. El portón presente data de 1832 y encarna la época independista, especialmente por las estampas de cinco volcanes pertenecen a los cinco países centroamericanos (Guatemala, El Salvador, Honduras, Nicaragua y Costa Rica).
A inicios del siglo XX se utilizó como teatro municipal. Desde el sismo de 1917, se transpusieron con otras obras de arte de otras partes de Guatemala. En 1936 se instituyó el Museo de Arte Colonial en este espacio.


Volcan de Alotenango
El camino inicia en LA SOLEDAD, un poblado cerca del valle. Caminando desde san Miguel Dueñas, puede verse el camino lleno de bambú y campos de cultivo alrededor. El camino es tortuoso y arenoso, no está señalizado debidamente. La primera parte del camino está compuesto por escombros volcánicos. Su altura es de 3975 metros y desde la cima además de poder contemplar el volcán de Agua, del lado opuesto el humo y lava que sale del volcán de Fuego. Hacia el oeste también se contempla el volcán Santa María, del lado de Quetzaltenango y los tres picos que rodean el lago de Atitlán y la vista completa de los valles a su alrededor.

Volcan de Agua
Es uno de los destinos mas populares en Antigua Guatemala y una de las cimas más altas de escalar. El camino inicia en Santa María de Jesús opuesto a la entrada a la iglesia entre dos pilares. Es un sendero limpio que dura seis horas de caminata aproximadamente, la sima está a 3766 metros. Es frio de noche pero brinda una vista espectacular.

Volcan de Fuego
Su altura es de 3763 metros. Su camino es de nueve millas hacia la cima, rodeado por cenizas y bellas rocas emanadas de sus erupciones. El volcán de fuego puede ser violento, es importante revisar la seguridad del mismo antes de subir. El cráter está en actividad constantemente. El volcán de fuego puede ser escalado desde el volcán Acatenango o desde el poblado de Alotenango.

Volcan Pacaya
Desde San Vicente PACAYA se puede escalar este volcán, que es uno de los más pequeños y mas impresionantes picos de Guatemala. Su sima solo se eleva 2250 metros, pero es el volcán con más actividad. Rodeado de rocas y graba de sus explosiones desde 1965. Sin embargo registros coloniales indican su actividad desde entre 1565 y 1775. Hoy en día es uno de los más accesibles y excitantes volcanes en Centro América.

La mejor hora para observar las erupciones es en la noche, cuando desde la cima al ver el cráter se puede observar el color naranja de la Lava. Es posible hacer tours grupales y llegar a la cima en 45 minutos. Es seguro, limpio y con su camino está señalizado completamente.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Me lo he leído toooodo, y hay muchísimas cosas que no sabía... Te Felicito José por tu Gran Aporte y se los recomiendo a muchas personas para que aprendan más sobre nuestros origenes. 100 puntos para vos José! =D

Unknown dijo...

Gracias por los comentarios, la intencion es recopilar toda la informacion posible de este bello pais y tenerlo todo en un solo lugar.. este año se estara acutalizando con mas frecuencia